Durante muchos años se ha subestimado el valor nutricional e higiénico de los alimentos enlatados. Incluso hoy en día, muchos consumidores creen que el proceso de enlatado reduce significativamente los nutrientes de los alimentos, haciéndolos menos nutritivos que los productos frescos del supermercado. Sin embargo, esta percepción está desfasada. En realidad, los alimentos enlatados conservan un alto valor nutricional, a menudo comparable o incluso superior al de los productos frescos.