En todo lugar de trabajo con mucha actividad, hay momentos que moldean sutilmente la cultura, no mediante grandes discursos ni eventos formales, sino mediante experiencias sencillas y compartidas que ayudan a las personas a conectar más allá de sus tareas diarias. Para nosotros, ese momento se produce cada semana durante la hora del té de los miércoles. Comenzó como una pequeña idea: un descanso a mitad de semana donde todos podían relajarse, socializar y disfrutar de un pequeño capricho juntos. Con el tiempo, se ha convertido en una de las tradiciones más esperadas en nuestra empresa.